Dios no tiene tiempo…
Teatro del Arte. Madrid
Que Lucía Etxebarría es uno de los personajes más vilipendiados del panorama cultural patrio (con o sin motivos, ahí ya no entro) no presenta duda. Que hay una cantidad también importante de gente que apoya a esta escritora, tampoco (las cosas como son). El caso es que la Etxebarría ha estrenado obra de teatro y no podíamos resistirnos a acudir al Teatro del Arte para echarle un vistazo. Y, oh sorpresa, la propia Etxebarría in person recibe a los espectadores que se acercan por allí como cervatillos para darles las gracias por asistir a la función y obsequiarles con un pequeño panfleto escrito por ella misma en el que pone de vuelta y media la subida del IVA. Firmado “con amor” de su puño y letra, la misiva conmueve y toca un punto en el que todos tenemos que estar unidos como por superglue para ver si de una puñetera vez el gobierno se baja de la burra y entiende que así no funcionan las cosas. Eso ya es un tanto a su favor.
Pero vamos a lo que vamos, la obra: Dios no tiene tiempo libre. Escrita y dirigida por la ganadora de múltiples premios literarios y paladina (no sé siquiera si puede poner en femenino este término o es masculino por definición, con lo cual ya vamos mal) del feminismo más recalcitrante. El programa de mano nos avisa de que el texto es un texto «excelente«. Ejem. Poner eso en el programa de mano es peligroso y bastante prepotente, la verdad (ahí se les ha ido un poco de las manos). Pero bueno. La historia comienza con lo que parece una cita a ciegas entre David y Alexia. Sin embargo pronto se nos revela que de cita, nada, y de a ciegas, menos: la hermana deAlexia (que por cierto está forrada), Elena (a quien también le salen los leuros por los conductos auditivos) está muriéndose en Mallorca y Alexia quiere contratar aDavid, actor en paro y antiguo amor de Elena para que le haga compañía. La obra gira en torno a esta proposición indecente y las relaciones humanas y sentimentales que de ella emanarán. La verdad es que este comienzo, mezcla de melodrama de Douglas Sirk y comedia de humor negro tiene su punto (si a uno le gustan esas cosas, claro). Complementado con una leve crítica social aludiendo a corruptelas varias. El inicio es resultón, con buen ritmo y dinámico, despertando el interés del respetable. La puesta en escena es sencilla, con escenografía mínima (porque no está la cosa para superproducciones), centrándose en el texto y las interpretaciones.
Pero hay que decir que Dios no tiene tiempo libre merece la pena por la estupenda labor de sus protagonistas. Ahí parece que la Etxebarría sí que ha dado por completo en el clavo. Antonio de Cos está muy en su papel de perdedor algo chuleras. Carmen Gutiérrez altiva, absolutamente divina y divertidísima (sólo por unos zapatos de tacón demenciales sobre los que tiene que hacer equilibrios ya se merecería un premio). Y Ruth Díaz, muy en plan La dama de las camelias, rebosa sensibilidad y realmente enternece con su interpretación.
La verdad es que en cuanto a la historia uno ya sabe más o menos lo que se puede encontrar (tanto si es fans o detractor de Lucía Etxebarría), así que no hay sorpresas excesivas (tanto para unos como para otros). Y la escritora, en su puesta de largo como directora, aprueba. En especial la asignatura de dirección de actores (y las interpretaciones la verdad es que se merecen el pagar la entrada). Así que, con estos datos, ya decidan ustedes si tienen tiempo libre para dedicarle a este montaje o no.
Miguel Gabaldón
18.09.14
fuente: Notodo.com
Deja una respuesta